Tras la pausa estival y de la reanudación del campeonato social de Mar-costa con dos pruebas de lanzado en la playa (Prat y Barceloneta) tocaba quitar el polvo a los utensilios para volver a pescar en aguas más «tranquilas», las aguas próximas a la bocana sur del puerto de nuestra ciudad, en el dique del Este, la prolongación del Muelle Adosado.

Después del concurso celebrado en la playa de San Sebastián en la Barceloneta de la semana pasada, pues había muchas ganas de probar suerte en una zona que, aunque ya es lo suficientemente conocida por nuestros socios, siempre nos ofrece sorpresas y algunas picadas brutales.

La zona, como ya hemos explicado en varias ocasiones, es un espacio restringido donde está prohibida la pesca así como el acceso, pero donde podemos acceder en dos ocasiones al año y en los últimos dos años han sido cuatro las autorizaciones permitidas debido a una serie de negociaciones. Está situada en la parte interior del dique del Este, en la prolongación del Muelle Adosado, más allá de donde terminaba hace unos años el famoso «Rompeolas», desde donde se puede ver tanto la montaña de Montjuïc delante y justo frente al antiguo Faro del Llobregat, conocido por unos como «Linterna» o como «Farola» por otros.

Al ser una zona cerrada al tráfico tanto de vehículos como de personas, las hierbas han ocupado gran parte del recinto, dando la sensación de estar en plena naturaleza, a pesar de estar muy cerca de una de las mayores zonas industriales del país .

Tal como se nos pide en el acuerdo que la Sociedad tiene con la Autoridad Portuaria, dos semanas antes del «Aplec» ya se había presentado toda la documentación de los participantes (nombres, DNI y matrículas de los vehículos, éstos con número de acceso restringido, por lo que hay que compartir vehículos) y la documentación de la Sociedad (seguro, etc.). Volvemos a recibir las normas de seguridad a cumplir y ya sólo hay que esperar a que haga un buen día y que la actividad íctica sea satisfactoria

Estamos en otoño, y nunca mejor dicho, una semana con tiempo irregular, ahora sol, ahora lluvia, ahora viento, ahora ni eso ni lo otro … de manera que es difícil poder prever el tiempo para el sábado por la tarde, pero un cielo encapotado por la mañana no es el mejor de los saludos del día, pero parece que puede aguantar …

Al ser la Policía Portuaria la encargada de acompañarnos y abrirnos el recinto y ésta tiene el cambio de turno a las 14h, se decidió comenzar una hora más tarde con el fin de hacer más ágil la llegada al recinto , así que concentración a las 15: 00h en el mismo punto de la última ocasión y una vez todos allí, directos hacia la aduana y de allí hacia el Dique del Este.

Tiempo ideal para pescar, ausencia de sol, cielo desapacible, poco viento, temperatura agradable y agua tranquila (bueno, esto último suele ser normal dentro de un puerto, pero recordemos que la zona donde se pesca es muuuuy grande, con mucha profundidad ya veces las corrientes son considerables).

Teniendo que es un «Aplec» libre, no un concurso, la modalidad es libre para cada deportista, lo que todo el mundo aprovecha para pescar de la manera que le es más cómodo, ya sea al lanzado, fondal o boya. Un prueban suerte con las lisas, otros buscan doradas, otras rascan los fondos en busca de meros, congrios y morenas …
No tardan en hacerse ver las primeras picadas, tampoco las primeras enrocadas, pues un fondo tanto pedregoso es escenario ideal para que los anzuelos se enganchen al fondo, por lo que hay que ser muy cuidadoso para evitar estas molestas situaciones.

Los primeros en hacerse notar son los raspallones, doncellas, serranos y obladas, pero tampoco tardan en hacer acto de presencia los meros, con violentas picadas seguidas casi siempre de encovadas, pues estos fuertes depredadores bentónicos nunca se alejan de su madriguera para alimentarse y después de abrir su enorme boca para engullir el cebo se esconden en su agujero para degustarlo, pero al notar la presencia del anzuelo, abren las agallas y quedan bloqueados dentro de su escondite, de donde sólo salen de dos maneras: o se relajan y cierran las agallas o salen por la fuerza. La primera opción es complicada y requiere mucha paciencia, pues puede pasar mucho rato para que esto ocurra y la segunda, pues hay que tener en cuenta siempre el tamaño del pescado, el tipo de escondite que tenga y el material empleado para pescar, pues con las afiladas piedras del fondo, el peso y las afilados dientes pueden romper fácilmente la mayoría de los aparejos de pesca.

A pesar de las dificultades, algunos lograron poner en seco algún mero que vendió cara la piel, el primero fue Joan, que con una veterana caña del tipo retro-vintage-old-fashion, con más de 30 años de historia sudó para sacarlo, pero después de una intensa lucha un bonito mero terminó en el salabre.

Al no ser un concurso, es normal que todos fuéramos haciendo paseos para ver cómo y qué pescaban el resto de compañeros, siempre es bueno observar y preguntar para coger experiencia, pues a veces ideas muy simples son muy efectivas para tener éxito, ya sea en los cebos o en los aparejos.

Hubo picadas exageradas, punteras dobladas hundidas en el agua, de donde era imposible sacar lo que había clavado en el otro lado poniendo al límite el material, incluso cortando cametas de acero.

Algunos depredadores de superficie también hicieron acto de presencia, seguramente eran anjovas, atacando las sardinas de cebo de forma violenta, pero siendo imposible de poder meter ninguno en el salabre.

Es posible que la presencia de estos voraces depredadores hiciera que los que pescaban lisas no tuvieran demasiada suerte, pues muy pocas salieron.

Y otro de los habitantes de los fondos fue vencido después de una intensa batalla y salir de su escondite por la fuerza, nuestro presidente consiguió hacer entrar en el salabre un buen ejemplar de morena, que se desclavó sola una vez ya estaba en seco y tuvimos un poco de trabajo para poder manipularla, pues es un animal muy agresivo y de peligrosa mordedura, hay que tener en cuenta que las bacterias de la mucosa de su boca junto con sus afilados dientes no son nada para tomarse a la ligera, pero no hay nada como tener un buen equipo de gente y estar preparados.

No había un ritmo muy intenso de actividad, pero continuamente se veía alguien levantando una caña de fondal o de boya o recogiendo una caña de lanzado, la presencia de morralla era bastante intensa, intentando acabar con los cebos que habíamos preparado.

Más picadas brutales fallidas, pero un buen mero salió por cada punta de donde estábamos, tanto el compañero Ricard como Antonio en consiguieron subir alguno y Joan sacó otro un poco más pequeño que el primero y que buena guerra dió.

Y llega la oscuridad hora habitual de uno de los depredadores más grandes y violentos de la zona, el congrio, pero parece que ayer no estaban por la labor y no conseguimos ver ninguno, pero posiblemente alguna de las violentas oicadas que hubo al atardecer fuera algún ejemplar de esta especie.

Nuestro compañero Francisco Bernardo, a pesar de estar recién operado de una mano hace unos días y sin poder todavía aguantar la caña, no se quiso perder la jornada y nos ayudó a todos, ya sea asistiendo con el salabre, como repartiendo bebidas y con una magnífica tortilla que llevó por merienda … ¡Muchas gracias Paco!

Y con la oscuridad salió la única dorada de la jornada, la doradella que sacó Joan, que junto a los dos meros y el sargo que también capturó fue quien sacó más provecho de una divertida tarde de pesca entre compañeros.

Unos cuantos sargos y raspallones se sumaron también a la fiesta hasta que tuvimos que recoger, con una temperatura muy agradable y sin nada de viento.

Vamos plegando todos tranquilamente y comentando cómo había ido la cosa y a las 22h ya estábamos todos en la puerta a la espera de que la Policía Portuaria nos viniera a recoger. Justo entonces empezó a llover …

No nos queremos olvidar de agradecer a los improvisados reporteros gráficos Mateu y Marta, que ayer nos ayudaron con sus fotografías para poder ilustrar mejor esta crónica. Así com agradecer a la Autoritat Portuària de Barcelona y al Cos de Guardamolls por ayudarnos a hacerlo posible.

Nos volveremos a encontrar en el último concurso del campeonato de Mar-Costa de esta temporada en el Muelle del Reloj dentro de dos semanas, hasta entonces, ¡Saludos y buena pesca!