El domingo celebramos el segundo Encuentro de pesca en el Puerto de Barcelona, más concretamente en la bocana sur, al final del Muelle Adosado, el mismo escenario del pasado mes de junio.

Justo antes de las 7 de la mañana ya estábamos todos los participantes preparados para dirigirnos hacia el área de pesca, así que la policía portuaria nos vino a buscar y nos acompañó hasta la zona, abriéndonos paso por la aduana del puerto y abriéndonos también el candado de la puerta de acceso (otra vez con un pequeño problema con uno de los candados, pero que se solucionó rápidamente antes de que todo el mundo llegara al lugar). Una vez todos estábamos dentro, después de marcar los lugares de pesca, tocaba sortearlos y ponerse a trabajar.

Aparcamos los coches lo más cerca de donde nos tocaba pescar y empezamos a sacar cañas, cajones, paniers y todos los variados aparejos necesarios para una jornada de pesca.

El día estaba sereno, pero mientras el sol no brillaba, la temperatura era bastante fresquita y el viento hacía acto de presencia con algunas rachas más molestas que otras.

Como se trataba de un encuentro y no de un concurso, cada uno pudo optar por la modalidad de pesca que más le gustara, siendo variadas así las cañas, tipo de cebos y compañía.
Unos optaron por pescar al lanzado, buscando brecas y doradas … otros al fondal buscando las doradas con cangrejo, las lubinas con sardina, los sargos con gusanos variados … otros a corcheo buscando las lisas … pero como que ya habíamos probado el lugar hacía unos meses, íbamos más preparados para el complicado fondo rocoso, para evitar las molestas enrocadas, que aún así fueron numerosas.

Hubo fuertes picadas, algunas muy fuertes, ya que al parecer, la zona es como un santuario de meros, que hicieron acto de presencia con violentas picadas, seguidas de las habituales enrocadas, ya que este depredador suele refugiarse en cuevas cuando se siente amenazado y es muy complicado de hacerlos salir, especialmente si son piezas de buena talla. En una de las violentas picadas, incluso llegaron a partir una caña. Algunos dieron lucha poniendo al límite los aparejos, pero ganando finalmente la partida, cortando cametas. Y los pocos que se lograron sacar a la superficie fueron los de tamaño más reducido (la próxima vez tocará montar cametas aún más fuertes).

Los que optaron por pescar al lanzado lograron varias capturas variadas, tanto de tamaño como de especies (brecas, alguna dorada, sargos, raspallones, serranos, etc.).

Los que quizás sufrieron más las ráfagas de viento a media mañana fueron los que optaron por la pesca a corcheo, ya que las tenían que utilizar boyas de tamaño considerable para poder llegar a ponerlas donde querían, pero esto no fue obstáculo para insistir y conseguir algunas lisas de buena talla, que dieron la guerra habitual de la especie, acompañadas de bogas, obladitas y algún sargo y raspallón.

El lugar es ideal para una pesca cómoda y tranquila, ya que al estar encerrados en un recinto con vigilancia sólo tienes que estar pendiente de pescar y al ser plano es apto para los pescadores más veteranos que puedan tener problemas de movilidad en otras zonas.

Finalmente a las 2 de la tarde terminamos la pesca … o eso pensábamos.

Como la policía portuaria tuvo que atender una emergencia en otro punto del puerto, tardaron un buen rato en venir a abrir, y cargados como íbamos de utensilios de pesca, hubo quien no pudo resistirse a esperar pescando en que nos vinieran a buscar, así que una clase de pesca del compañero Jesús del «Boulevard de la pesca» al más joven del grupo, Oriol de 10 años, sirvió para hacer pasar el rato hasta que pudimos salir.

En resumen fue una muy interesante jornada de pesca, en buena compañía, algunas capturas dignas de recordar, algunas picadas brutales, pruebas de materiales y técnicas y estar rodeados de un magnífico escenario con una magnífica compañía.

Desde la Sociedad de Pescadores Deportivos de Mar de Barcelona queremos agradecer a todos los que participaron del encuentro, a la policía portuaria por su labor y a la Autoritat Portuària por darnos otra vez la oportunidad de pescar en un escenario privilegiado.

Y el año que viene volveremos a probar suerte, a ver si alguno de los que el domingo se escaparon pueden acabar en el fondo del salabre aún mayores de lo que son ahora.